Guiados por la curiosidad decidimos caminar un pequeño tramo de dicho sendero.
Al parecer y por lo que intuímos era como un tipo de expiación física y mental -y creánme ambas, no sé que predominaba más, si el sufrimiento en tus pies o luchar con tu mente para decir "no duele, puedo más" jajaja- una especie preparación para entrar al templo.
Ya sin exagerar, la verdad no fue tan malo ni extremadamente doloroso, pero en definitiva NO fue como caminar entre nubes.